30.3.18

Relato de sólo 13 comas.


Cuando la danza es dulce y la vida un desprendimiento y amarte intentar parecernos al rostro de la libertad mientras construimos firmamentos y nos sabemos el guiño íntimo o la sabiduría necesaria. Ya dejé todo limpio. El barro se pierde en el desagüe. Las camas de nadie ahora son de otro todos. Ya te dije, no paré de repetirte, con la excitación arañando las paredes de mi pecho: es una de esas tierras que te arrancan el dolor, o qué se yo... lo acentúan, según cada uno imagino... el caso es que te dejan contigo mismo, como un espejo pardo, una extensión distinta a lo visto antes, a la vez como una continuación de nuestras almas... no sé si lo puedes imaginar, la ruta, ya te dije, no paré de repetirte. Es un cielo distinto, como de tiempo retenido. A veces no disimulo mi incapacidad para permanecer. Lo notaste, ¿cierto? Pero acá se siente bien, y hace varios días que llueve y me tragó un charco y te pedí auxilio besándote. Hay un aliento húmedo de selva entrañas y mariposas. Por ahí un cariño pese a todo. Y un bosque congelando sus raíces en el lago. Niños  sorteando  palmeras. Las cataratas escupen tanta agua que pareciera quisieran arrastrarlo todo rugiendo poderosas fascinantes paradisiacas incluso enojadas. ¿Hay alguna verdad en mis instintos? Es acaso mi piel capaz de conocerte mejor que yo. Infinitud de voz y rostro conocido, aquí mi quebrada esencia y tu extraña presencia en las blancas habitaciones de mi cerebro. Autobuses tardíos . montañas de colores . rojos de humo . rodillas de sal . caro oxígeno . pueblos reveladores sin puertas . y 700 años de espinas de miel. Yo también hay veces que no sé cómo se sujeta un te quiero pero nos sueño con mimo y en el vértice de la posibilidad nos intuyo.




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