30.3.17

Jam Dino

Vivo en un patio en el que por techo solo tengo cielos, un cielo tras otro. Siempre hay uno, por suerte. Descanso bajo un olivo tricentenario. ¿Sabes lo que he observado de mi olivo? Que si le hacen una herida, mana espeso aceite. Así puedo estar tranquila, en su desangramiento a cámara lenta sé que siempre cicatrizará antes de vaciarse.  
Me preocupan esas cosas, ¿sabes? Y creo que la culpa es de mi mano. Un día me leyeron la palma de la mano y me advirtieron con asombro que la línea de la vida se interrumpía en mil pedazos. Desde entonces me angustia la duración de todo. Una línea de la mano rota sujetando una vida de cientos de comienzos y otros cientos de finales. Por otro lado, podemos aprender que el tiempo no existe, o que no lo entendemos, porque... ¡por ejemplo! ¿Sabes que teóricamente podrían existir los viajes en el tiempo? Hay agujeros negros en el espacio que se unen formando un túnel. Si lograras atravesar uno, viajarías en el tiempo. Huyamos a través de las estrellas. Han ardido todos los fusibles tras la tormenta de Marte y no queda calefacción en las casas. Atravesemos nebulosas espaciales con los pies descalzos y descubramos dinosaurios en la cola de los cometas. Aquí huele a azufre, amor, y tú sigues balanceando en tus ojos los bosques que dejamos atrás ¡sacudiendo las nieblas para rescatar la música! Federico, por ti besamos la tierra antes de marcharnos. Somos las vagabundas galácticas, luz secretamente tatuada, amor imposible de lima y vainilla.

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"No te preocupes, aquí tenemos muchas así, trabajaremos en ello."
Te digan lo que te digan, los planetas hacen piruetas por otra cosa
Hasta la vista, Mr. Paradise
No pestañees 
No te asustes
Sabias lo que yo era
No juegues ahora a que estamos de sorpresa
Lisergia
El nihilismo como corpus christi para la humanidad
Besar el regazo de la poesía
Fue la salvación de mis pecados
Así que no se revuelva Mr. Paradise
pero no podemos trabajar en ello.
Siempre me pierdo en los baños públicos
Y no encuentro la salida en los supermercados
Todos mis anhelos no cabían entre los sacrificios que me destinaste
Así que tomé la libertad
 
(sencillamente como supe tomarla)
Con todo el derecho y toda la alegría
 
Dando palmas mientras lloraba
El asesino se tambalea de culpas ebrias por el pasillo 
Y es por su herida que siempre huyo
El pequeñísimo canto de un loco
Y el lustroso rostro de su alma
Glotones rendidos a la vida
La última función de un bailarín.
Húmedos hasta el fin de los tiempos
porque no supimos
y no quisimos
secarnos el amor.

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Se buscan todos por las playas.
Escucha...
Un suspiro fulminante...
Como el de un niño enfadado.
Un tren despegándose de las vías
evitando en el último segundo la catástrofe.
Ascensores que no se dirigen a ninguna parte
y nosotros dentro con más herrumbre que tierra,
salvándonos en cada latido de la muerte,
salvándonos de su noctámbulo espanto.
Salen a mi encuentro imágenes derritiéndose.
Un mundo al que le hemos inventado políticas y juicios,
oportunidades y alguna suerte de magia.
Un mundo mirándonos como un estómago satisfecho.
¿Dónde estábamos todos entonces, madre?
¿a dónde quería ir usted y a dónde yo?
¡Estampida de amantes!
Aparecen por todas las esquinas...
¡corren despavoridos por las playas!
Te reconocí hace siglos,
supe de ti cuando mi piel era aún un tímido esbozo.
Y nos queremos, no me cabe duda.
Quería serte niños de luz
Y no todo este barro
Quería la nada y lo quería todo y nada me sabia a poco
Quería tus rocas y quería mis abismos
¡ Estampida de amantes!
Se buscan todos por las playas.
Y se reconocen de cuando aquellos siglos-piel esbozo.
Y se quieren, no me cabe duda.
¿Dónde estamos todos finalmente, madre?
Y, ¿dónde quiere estar usted?
¿dónde quiero estar yo?

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Los niños eléctricos.
Están explotando los globos de la feria
Sale disparado el helio
Cohetes de colores y granizados
Allí entre la gente están los niños eléctricos
- Él siempre enredándome para algo-
- Ella siempre haciéndome reír de aventuras-
- Y yo conociendo la bondad de ellos
Reconociéndome en su quererme-
Los niños eléctricos intuyen que van a ser para siempre

Pinceladas de pubertad -ella ya lleva una diosa en los ojos, el se ha hecho su primer corte de pelo atrevido y yo me siento imparable en converse-
Los niños eléctricos bailan porque las noches comienzan a hacerles promesas
Tiemblan juntos sus primeras experiencias de amor y hormonas.
Todos los miedo empequeñecen porque se tienen.

Lloran juntos el caer de rodillas ante ese mundo inmenso
Ese mundo que les lanza rosas
Les lanza sal
Los veintitantos van volados
- Ella ganándole pinceladas de arte al crecer -
- El descorriendo telones plateados-
- Yo llenándome los bolsillos con más sueños de los que me caben-
Los niños eléctricos comparten las primeras facturas de luz y agua
Y no olvidan desvestirse, dejarse ser  cada vez mas quienes quisieron ser
Los niños eléctricos se dejan la piel por el amor
Conocen la bondad -los unos de los otros-
Y saben que son para siempre. 

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Llenad la realidad con resacas de sirenas de alarma.
Haced calles repletas de luces de neón
que sólo sepan parpadear
y llenarse de mugre y sangre
con nuestras decepciones y miserias.
Poned un cartel que diga:
"no hay vino, ciudadanos, sólo cebollas".
Atacad la vida ajena
con vuestro epitafio a la libertad.
Mientras él, entre aplausos,
con sus tacones y bucles pelirrojos,
quema vuestras rasgadas vestiduras.

Meted toda la verdad, si es que existe, en un bunker
y que os baste una respiración para encender la mecha.
Que nada se oiga fuera,
bajo tierra demoledor y silencioso
todo se manchará de hielo
con ese brillo suicida de algunos inviernos.
Disparad cuanto queráis,
hay una risa en el mundo que nunca podréis apagar

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Espigada vagabunda de Persia, la herida es errante como tú. Pero no temas. Va a ser dramático. Tan perverso y dulce que no podrás resistirte. Será tu llanto un silencio a oscuras. Anne se enamora del dolor y escribe, escribe, escribe sin parar. Tiene 20 años y está en el Berlín de 1924. Se cuela en las habitaciones de artistas y de aristócratas como una respiración profunda entre sus contradicciones y sus renuncias. Siempre buscando un refugio. Exigiendo sin piedad un refugio. Sea para todos tu bella vulnerabilidad. Escribe, escribe, escribe. A veces cosas que no quieren ser escritas pero que ella necesita expulsar de sí y las expone con la autoridad que concede un interior sórdido. No estés triste. No estoy triste. Soy dolorosamente feliz. ¡He destruido la máscara! ¡He llegado hasta el centro de todo para destruir la máscara, para destruir la yaga!  Y salen de mí luminosos hippies llenando de guirnaldas la calle, cantando a la tierra con una iluminada beatitud: vertiginosa, terrible y libertadora. Es real, todo lo que intentas no creer, es real. Una realidad inevitable, inmune a nuestra sangre, imposible de detener, es infranqueable. La cámara sigue grabando. Escribe, escribe, escribe. Siempre rumbo a una risa gigante y poderosa. Te entiendo Anne, tú no querías morirte tan pronto aunque no pararas de hablar de ello. Sigo hablando contigo, y quedándome en silencio en los bosques, y bebiendo la absenta pensando en Rimbaud.  Fantaseo con la mirada del Pete de los Libertines y me alivia que Patti Smith siga viva. Sueño con haber jugado a "si yo fuera una flor" con los surrealistas. Sueño que encontraré aquí con quién jugar- si yo fuera una flor- ¿qué flor sería?-. ¡Oh! ¡Victoria!- grita desde gradas eternas, al borde de la afonía, todo nuestro amor. - Yo quiero ser agua! - Yo quiero ser viento! - Te grité auxilio! - Y siempre estuve. - Siempre estuvimos. Enamorarnos es ser peces ciegos que flotan en un agua que nunca conocerán por completo, pero, en fin... un agua que aman, que les permite respirar y que será siempre hogar. Tras el vértice de la espina, mi amor sigue siendo cierto. Invencible se arroja por la ventana. Como una visión de siglos de hambres, me supe infinita en todas mis caras. Una estela de luces prodigiosas y exhaustas.

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GO GO GOOOO.
Ya vi venir el camino mucho antes de iniciarlo.
Estaba su olor ya antes de recorrerlo.
Llevas tanta risa en el estómago que te evaporas.
Aquí, amigo,
 el sabor lo dan las estrellas
la luz: los helados de fresa.
Eres un sueño respirando taciturno en el descanso de los dioses.
Bajo la cuesta del parque en bicicleta
soltando los pedales
perdiendo el control de su velocidad
soltando el manillar "¡sin manos, madre, sin manos!"
Así se paran las guerras,
así las torturas de un ritmo que no nos pertenece.
Volando praderas azules.
Bosques naranjas.   
Y todo el verde dentro de mi pupila.
Desde que la tierra es redonda no hay un finisterre
y desde que no hay un finisterre,
podemos irnos a tropezar continentes
girando y girando como torpes inmortales
y no tendremos un límite,
hasta donde nos den los huesos, cariño. 
Tengo los pulmones llenos de incienso y una niebla de nostalgia siempre en el pecho
Estoy contigo tras la montaña de sal.
He trepado desnuda al dosdemayo junto a una luz brillando en cambré.
Estoy contigo tras el helio aerostático.
He bailado descalza en la tarima de ese bar el abrazo más bonito que me han dado.
He tocado el cielo desde aquellas paredes rojo infierno.
Un curioso acertijo de ciencia ficción.
Hacer de las derrotas un terremoto que agite las campanas
furgones de tiempo detenido con sirenas rojas de canciones de los 90.
Le pregunto a las hogueras y claro que no,
que a ninguno os olvidan.
Y a los que volvieron: os esperábamos con las manos llenas de besos.
Corramos despavoridos.
Corramos
y que no nos detengan,
es sino nuestro incendiar la niebla.
Cabalgad a una fiesta sin respuesta
... sin manos, madre, sin manos... 




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