¿Sabes?
Me obsesiona mirar el mundo como lo habría mirado
en la prehistoria
Tengo un recuerdo visión que me susurra algunas
noches
Cueva,
caverna,
nos damos
calor,
compartimos
terrores
si fuera
truena,
si se rompe el
cielo.
Semillas
mágicas
dejando huella
en la roca,
bayas salvajes
recolectadas para ti,
alimentémonos,
mi amor.
¿Sabes?
Cómo sería el amor, si...cómo sería...
Había un rostro siempre borroso en mi escena
milenaria
Amar
sabiéndose sin tiempo
en un pulso constante
contra la extinción.
Amar sin
sucedáneos ni sustitutos,
sin matices
inventados.
Sólo el puro
sentimiento,
sólo tener
para compartir el ser propio.
Y hacer frente
juntos
a las
fascinaciones y miedos por un mundo
donde todo es
misterio y descubrimiento.
Tenemos mil millones de años, amor
Eso lo grita la genética que aún nos queda de
cuando flotábamos en el mar
Me dejé hipnotizar por una hierba azul que
serpenteaba como el humo del limbo
Me fui hasta la húmeda profundidad del onirio
No logré avisarte y me perdí entre un bosque de
piernas que bailaban
No logré avisarte pero te llevaba conmigo
Gritos y risas lanzando mi mente contra el mantra
de la psicodelia
"Disfruta del viaje" me sonrió un
rostro sudando juventud
Me dejé perder en el infinito de un cielo
atemporal
mi corazón salió despedido de mi pecho y se
estrelló contra el vacío
resbalaban fragmentos palpitantes que se hicieron
luz de bengalas
esparciéndose como bailarinas buscando su
posición en la coreografía de la oscura esfera
y se quedaron girando fouettés hasta el fin de
los tiempos.
Volvieron a mí aquellas estrellas prehistóricas
volví a mirarlas desde la roca fría pero esta vez
no necesité preguntarme qué eran.
Volví a tener bayas recolectadas en las manos
y un mundo infinito galopando en mis ojos un
paisaje imposible
solo que esta vez reconocí el tacto de la mano
que se alimentaba a mi lado
esta vez reconocí la sonrisa de la que ya me
había enamorado una noche en Madrid.
¿Sabes?
En ese futuro los humanos y el mundo serán muy
distintos
tu y yo no
en los tiempos del cemento nos ducharemos a
carcajadas
nos besaremos tropezando en el mar
y sabré todas las veces que te conocía desde hace
mucho tiempo
que te quería
desde cuando los helechos aún recordaban el
aliento de los dinosaurios.
Amar en la
limpia atmósfera primera,
con el silencio del idioma primero.
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