30.3.16

Duendes amarillos.

Había un prado
y toda la lluvia del mundo,
medios-días de música y sol
y lonas que acabaron transpirando pintura.
Noches tan poéticas que eran pura lujuria.
Aquí y allá duendes amarillos recreando un sueño,
un sueño con todo su corazón.
Te cuento esto porque proponías hablar del amor
y he entendido 
que el amor va un poco así,
de alguien que te regala su sueño
y tú te descalzas y bailas en él,
no podía haber sido más bonito, créeme, no podía.
- Salú', cariño, por ti y por comprendernos.
Buscar con la mirada
y, al encontrar al amigo, al amante,
sentirlo como una presencia atemporal
que te flota por dentro
y que ahora mismo brilla tanto que quema.
Puedes decírmelo, que sí, que lo sé,
que todo esto no es lo que llevas a las espaldas.
Que qué pasa con tanto sabor a abandono en el pasado.
Y quién soy yo para decirte lo contrario ahora que también me he ido.
Los sentimientos se nos mezclan en la mente
¡bienvenidos al caos!
Nudos de rabia y dientes apretados.
Lágrimas que se ríen y risas que no paran de llorar.
Y el mundo sigue su marcha,
¿qué cosa tan extraña no?
Que no se pare a mirar que tú ríes y lloras y lloras y ríes y aprietas los puños,
¿ni un instante de tregua para respetar que te has cansado y te has sentado en protesta?
¿En serio?
Oye, mundo,
¿No te piensas parar? ¿de verdad?
¿No piensas arrancar?
Arranca, condenado,
¿no ves que necesito ir a otra parte?
¿No ves que mi amante se va?
Mira qué lejos está ya,
llévame a su lado.
Dolemos en una continua contradicción.
Y nos asfixian los miedos,
nos resquebrajan las culpas,
nos hipnotizan los imposibles.
Derechiiiiiitos al cariño...
nos enamoramos,
soñadores empedernidos.
Oye, mundo,
¿no piensas arrancar? 

No hay comentarios:

Publicar un comentario