30.3.16

"Todos somos galácticos"- respondió N.

Estamos luchando contra un error constante y parece que fuera imposible evitar que las palabras se marcharan y nos dejaran desnudos entre silbidos de vergüenza. Una y otra vez nos lanzamos al amor, esperando flores, campos enteros de flores. Y cuando nos quedamos fríos, reavivamos las llamas del pasado rogándole consuelo a los recuerdos.  Y nos preguntamos si algún día lograremos brillar. Estuvieron, existieron, esas personas que nos cosieron las heridas, nos sostuvieron en la catástrofe y dejamos que todo el peso de nuestro dolor se sujetara en su red. Hoy hablo de vosotras tras años de ausencia, desconociendo qué clase de abandono siento que fue el mío, dónde estáis y ese hecho persistente de que aún os quiera, aún os espere. No escribo para contarte un final feliz, lo hago para contarte la belleza del final real, de la vida real que transgrede las fronteras de lo imaginable. Y leyéndonos podemos entendernos más allá del paraíso celuloide que día tras día se proyecta en las mejores salas. Es atroz y hermosa la manera en que nos damos la mano y tratamos de salvarnos los unos a los otros varias veces al día. Este rumbo mío, flotando en un río interminable, me hace ver los olores, en color ámbar y coraliforme trazo. Es un vals submarino y tú estás ahí girando y girando como advirtiéndome, como rechazándome, como queriéndome. Salen a mi encuentro arco iris de luces de neón, y subo sola una vez más a ellos. La paz es infinita en el hogar que guardo en mi pecho. Mi inconquistable y libre resquicio que, perdonen que me repita, se lanza una y otra vez al amor esperando flores. 




          Foto de Sara Baquero Leyva http://sarabaqueroleyva.wixsite.com/foto-grafias/toscana-y-liguria


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