Como peces ciegos en un arco iris nocturno,
me
han amado personas extraordinarias,
he
amado a personas extraordinarias.
Es
un atardecer raro
(el
amor, digo)
es
un atardecer largo y raro
que
los niños confunden con un amanecer rebosante de promesas
y
ya saben que, por suerte, los niños no mienten.
...sin
horizontes, cariño, sin horizontes...
Nos
miramos tan fijamente que el dolor se nos mezcla,
caen
como pétalos las lágrimas
y
sin fuerzas ya para sostener la mirada
los
amantes se dan la espalda y echan a correr.
Son
almas zarandeadas por los vientos
llevándose
el calor de un amor que nunca fue en vano.
¿Quién
podrá explicarles que no había nada que temer?
He
de ahondar en mí hasta encontrar el paraíso necesario,
tallar
todo el amor que me diste
que
me das
y
guardarlo como refugio eterno a los inviernos.
Una
criatura
una
frágil y tierna criatura
se
posa llena de alas en tu mano
canta
a las alambradas con que te encierras
canta
tan alto que las funde
al
fin tu corazón y tu mente procrean sentimientos en paz.
Piedra
a piedra la fortaleza se desarma
como
las piezas de un puzzle mal encajado
entra
la luz salvaje hasta mis ojos adormecidos y entiendo mi ruta.
Tenía
sentido
así
que me perdono la arenga de arrepentimientos
y
recojo las flores que la libertad va dejándome
corona
sobre mi pelo desaliñado.
Soy
el ferviente apagón de mi memoria
donde
vuestro olor flota como un mantra sanador.
No
pondré queja en mi boca acabado el viaje
encontré
cuanto buscaba
y
sentí
sin
ley atosigando mi latido de arena
cuando
el amor es PURO amor
nunca
es incorrecto.
Encontré
más allá de cuanto imaginaba que buscaba
no
pondré flor marchita en mi boca acabado el viaje.
Enamorarnos
es ser peces ciegos
que
flotan en un agua que nunca conocerán por completo
pero
al fin, un agua que aman
que
les permite respirar
y
que será siempre hogar
...
sin miedo, cariño, sin miedo...
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