Hay un circo
haciendo malabares con la sociedad
metiendo en su rosca
de carpa desteñida a los hijos de los hijos de los hijos
funambulistas en
pañales perdiendo antes el miedo a la pitón de la mujer barbuda que al abandono
del pecho materno
familia de seres
creando rarezas
subyugados al
espectáculo
desarraigados
serios hasta el
cañón de luces que señala el momento del aplauso
el momento de reírle
la fantasía
a la gente que gira
con la boca llena de algodón de azúcar.
La tierra de los
conejos descansando a sol.
El asfalto que
sostiene a Lola,
Lola tiene mil veces
arañada la mirada.
A Lola nadie le
canta el blues debido.
Corre a su lado una
conciencia desconectada que se metió su
primera raya a los 12
y a los 30 ya ponía
voz ronca hablando de asesinatos,
seguro de ligarse a
su loquera.
El choque entre las
culturas escritas y las poscritas.
La gran empresa
pulsa el interruptor y saltan campesinos bolivianos
huyendo los
incendios que les robarán sus campos,
aquí lo tienes
salvó el cuello por
los pelos
te saluda amable en
una calleja mascando el alma desnutrida.
Te quiero
resguardada del frío, niña de calcetines mojados.
Quiero el óxido
haciendo mil colores el túnel de lava
recordando su tacto
el salvaje interior de nuestro planeta
el origen último de
esta achaparrada esfera que tanto podríamos amar.
Floto en una
oscuridad mojada
en una charca salada
que nunca veré
percibiendo
vibraciones de exoesqueleto blanco
estrellando el silencio con mi deambular ciego
de cangrejo albino.
Eso soy...
un ciego cangrejo
albino buscando el tacto que gime en la niebla de nuestro sudor.
Me lanzo sin pensar
a la negra orilla de lava
tropezando cantos
empapándome de frío los pies
con un universo
mandando años de lucecitas
mensajitos morse de
esperanzas embriagadas de polvo marciano.
Bailarines perdiendo
los pasos contra las embestidas del mar
saborean el riesgo
de entregarse a la catástrofe natural
y cuando ya se
asustan mucho,
vuelven atrás la
vista rogando un camino que les lleve a casa,
una bienvenida que
les abrace
y te encuentran a ti
sosteniendo un faro
y se enamoran del
faro, y de la mano que lo sostiene
y de la persona que
se siente tocando temblorosos el brazo que sigue a la mano.
Soy un cangrejo
albino sintiendo por primera vez la luz por culpa de un flash curioso mientras
se enamoran de ti un
grupo de bailarines forajidos
alegres en la poesía
secreta del zumo del cactus.
No hay comentarios:
Publicar un comentario