30.3.16

Pez ciego I.

Vivo en un patio en el que por techo solo tengo cielos, un cielo tras otro. Siempre hay uno, por suerte. Vivo en un patio con una vega de girasoles por puerta. Y descanso bajo un olivo tricentenario. ¿Sabes lo que he observado de mi olivo? Que si le hacen una herida, mana espeso aceite. Así puedo estar tranquilo, en su desangramiento a cámara lenta sé que siempre cicatrizará antes de vaciarse.  

Me preocupan esas cosas, ¿sabes? Y creo que la culpa es de mi mano. Un día me leyeron la palma de la mano y me advirtieron con asombro que la línea de la vida se interrumpía en mil pedazos. Desde entonces me angustia la duración de todo. Una línea de la mano rota sujetando una vida de cientos de comienzos y otros cientos de finales. Por otro lado, podemos aprender que el tiempo no existe, o que no lo entendemos, porque... ¡por ejemplo! ¿Sabes que teóricamente podrían existir los viajes en el tiempo? Hay agujeros negros en el espacio que se unen formando un túnel. Si lograras atravesar uno, viajarías en el tiempo.

Perdona, empiezo a divagar. Es que me pone nervioso tenerte tan cerca. Me gusta cómo te ríes cuando besas. Es algo incontenible. 



Foto de Sara Baquero Leyva 
http://sarabaqueroleyva.wixsite.com/foto-grafias

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