30.3.13

A golpe de grand jeté.

La causalidad rondará sus misterios
y que no es casualidad
que cuando atravesaste un día mi vida
la lluvia dejara derramados
charcos de flores vivas
en los suelos de esta nuestra Madrid.
Y se lo tenía que contar esta madrugada a las estrellas.

No supe seguir los tiempos del baile,
como la adicta de latidos caóticos que siempre fui.
Como esta explosión pura emoción del alma infantil
que ha encontrado la prueba
para callar las bocas de quienes le dijeron
"la magia no existe".
Sólo mirad, si está ahí mismo...
corriendo con los brazos extendidos.
Una luna a la que nunca lograré olvidar
lleva tatuadas en su superficie las pisadas
de aquella carrera hacia saberse libres
en la que tuve que sujetarme el corazón
y desde entonces amo 
                           cada 
                               baldosa 
                                     de esa calle.

Y desde conocerte 
cada brillo en tu mirada,
mil estrellas incendiándose,
ceniza convirtiéndose en globos voladores,
cómo no iba a pasar...
Y es que está cada "hmmm" jugando con los ojos de
"sé lo que me dices, te entiendo".
Una guitarra de nombre inesperado,
una risa de acordes-vibración-luz.
Cómo no iba a pasar tener que sujetarme el corazón.
Escucharte cantar abrazando...
Abrazando...
Abrazarte significó más que un infinito.
Y contra eso...
que diga el ritmo del baile lo que quiera.
¿Cómo no amar desde el segundo cero
que la magia exista?


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