30.3.13

Años luz.

¿Cuántos brillos, crujidos, estallidos,
lleva acumulados el Universo?
¿Cuántos cantos de sirena,
rugidos de seres vivos desconocidos, la Tierra?
¿Cuántos años luz se despliegan
a lo largo de este cielo?
¿si lo que veo es sólo un recuerdo,
un eco de estrella muerta?
Tan raras preguntas
como si volveré a amar alguna vez así.

Al lado de aquellos años,
todas mis anteriores ensoñaciones de tarada sentimental
no eran más que migajas.
No, nunca volveré a amar así, olvídate.
Y no me importaba,
con vivirlo una vez ha merecido la pena
formar parte de esta comedia vida que nos toca.

Olvidaba que el corazón libre
vuela apasionado por volver a desbordarse,
tal vez ya estaba ocurriendo,
vuela por sentir en una carrera eterna
a lo largo de la infinitud del Universo.

En los tiempos del cosmos
tú y yo somos un aleteo de mariposa
y para la mariposa que vive un día,
nuestro tiempo de existencia es eterno.
Lo que para la expansión del orbe
es un suspiro leve,
para nosotros lo es todo.

Hoy agarro mi suspiro-todo
para exprimirlo,
para soñarlo y recrearme
en su belleza,
y re-crearme tantas veces
como requiera no querer caer
en el agujero negro
de traicionarme limitándome,
limitando las posibilidades de mi ser-suspiro,
todos los caminos de mi vida-todo.

Uni-verso necesito que seas infinito,
dime que lo eres o sabrás fingir que lo eres.
Me cuentas, cantor de estrellas,
que la luz de los límites del Universo
no ha llegado a la Tierra,
no existe para nosotros imagen de ese fin.

Y por ello, hoy más que nunca sostengo,
que existe el amor infinito,
que existe la eternidad del afecto,
que existe la infinitud de todo aquello
de cuyo fin no nos ha llegado aún la imagen
ni sabemos si llegará ni sabemos si existe.

Y brindo por los años luz que nos salvan
de la red de las fronteras del sentir y el existir.

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