Lo que me
grité dentro muy fuerte
durante
varias vidas.
- Un cielo lleno de soles.-
- El ámbar.-
- Sentirse aguarse los ojos en el
calor de un abrazo.-
Por
ejemplo y seguro.
"Búscalos"
me repetía cada mañana.
Un eco de
auxilio que no dio para más,
llegó el
olvido de todo lo que somos
como
pasaporte de crecimiento,
como si
madurar fuera aceptar la resignación en la mirada.
Algo dejó
de arder.
Una noche
de verano se derramaron el vino tinto y las cerezas,
fue
temporada de nectarinas en un patio flamenco,
una lumbre
ámbar abrigando las ternuras.
Adentrarme
en mi jungla emocional,
volver al
nudo de mis entrañas
y
enmudecer al encontrarlas llorando de alegría.
Descubrir
que la felicidad me llena las manos si estoy dispuesta a crearla.
Y así, llenarse el cielo de soles.
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