Reventar el volante,
silenciar el río de mis lamentos.
Sobrevivir nunca fue tarea fácil,
sobrevivirte menos...
Y de milagro salí viva
del vértigo en tu cuello,
de milagro salió vivo el colchón.
Perdóname luna,
sé bien que te prometí no hacerlo,
que miraste cómo me vencían las ganas,
que te robé su respiración aquella noche.
Perdóname pero sé que en el fondo
sabías como yo que no se puede evitar
un error que sabe al mayor de los aciertos.
Pásate por mi vida,
déjame una despedida
que disfracemos de desde siempres
y hasta nunca amaneceres.
Luego me vestiré y cerraré la puerta
prometiendo no volver a llamar donde no debo.
Saldré de tu portal pensando que las calles
son de la poesía
y la poesía de tu piel.
Tu sólo pásate por mi vida,
y yo prometo ser luego capaz de olvidar.
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