Suscribir mi enamoramiento vital, hablar de
ello, de lo bonito que nos fue aquello de volar... todo ésto de reír los versos
mejor que llorarlos, que reír como respirar y llorar sólo a solas y contra la
almohada. Pero la vida también sangra y cuando no soy capaz de firmar mis
demonios llega ella, la chiquilla de los pies descalzos que se ríe cuando dice
"lechuga". Que no le da miedo admitir el negro porque sabe
limpiarselo de las manos a golpe de besos con los días. Que es toda la
debilidad que sólo sé perdonarme cuando no la llamo por mi nombre, demostrando
así que ella es más fuerte y valiente que yo, y no lo que mi ridícula
pretensión intenta sentir. Se hace más real que yo, más mía que yo misma, y aún
así finjamos que nadie lo sabe o desaparecerá su causa de existir. No es la
triste, es la única de las dos que se admite, y admite ante vosotros, el dolor.
No es triste no, ni está rota. Sólo sangra, como todos a veces; sólo siente
rabia, como todos a veces. Y no teme decirlo, es una expuesta de pies y alma. Y
sabe que nuestros demonios son parte de la vida y de nosotros y no por ello
nada es menos bello. Y que con decir "lechuga" la risa vuelve.
Gabby Lechuga Pies Descalzos se hace responsable de mis tormentas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario