Cojan asiento, butaca y palomitas. Esta noche se proyecta el gran naufragio. Hoy conocerás cuántas pesadillas y autodestrucción me caben en el mismo vaso donde me viste exprimir la vida. No se asusten, aunque me vean tragando toneladas de barro, aunque piensen que me perdí, aunque piensen que en mi mirada ya hay más desorientación que brillo. No teman, no se preocupen por mí. Sólo cojan asiento, butaca y palomitas. Y hagan manitas cuando se apague la luz. Yo les proyecto esta noche el gran naufragio pero mi alma es como un gato callejero, hay por lo menos siete funciones más esperando.
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Déjame que al menos por unos minutos te invite a ese rincón del patio y con la pureza de los primeros años te diga que me he enamorado. Y luego vámonos cada cual por su lado como si nadie hubiera dicho nada, pero felices de al menos por un momento, haber aparcado la mierda que es a veces eso de ser adultos.
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Como si en aquella plazoleta llena de leones aún no se hubieran prohibido los muchos muchos djembés con muchos muchos humos...me lanzo a imaginar cómo será el sol que se esconde. Me lo imagino más grande y más naranja, como en el atardecer de una postal africana. O azul pitufo o verde alga. Las nubes cubren hasta la línea del horizonte, mi sol imaginario morirá sin que sepa cómo es. Y ésto me da una pena horrible... Y también me da una pena horrible que me duelan tanto las ampollas del pie derecho porque ayer fui andando a todas partes porque el metro está muy caro. Es un motivo que me da mucha pena. Porque no tiene nada de bonito. Por ir andando hasta la luna, ESO sería un motivo. Miro los leones y me siento identificada con ellos y el motivo de ésto tampoco es bonito. Es porque tienen el lomo oxidado de tantas cagadas ácidas.
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A veces la sensatez es como el sillín de una bici vieja, no hay quien se siente en ella. O como una silla de clavos y a mí que me perdonen pero no tengo vocación de faquir. Entonces me revuelvo en lo que acordé que era "lo mejor", me lanzo a enloquecer más de la cuenta a conciencia y con ganas. Y a la mierda el romanticismo y la poesía del amor. Odias no poder salvarte y odias más aún cuando no puedes salvar a los que amas, de las quemaduras del desamor. Y en ese estado de rebeldía y enfado, acabo tallando en madera el símbolo adinkra "odo nnyew fie kwan" (el amor siempre encuentra el camino a casa) para que alguien a quien adoro siga creyéndolo y luchándolo. A veces necesitamos sostener en los demás lo que nosotros tenemos derrumbado.
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Hoy, saludamos y hablamos con personas de las que a veces ni la más mínima presentación tenemos, sólo sabemos el sitio donde siempre nos encontramos o el motivo por el que se comentó algo una vez hace ya tanto... Y cuando sean sólo un recuerdo, serán un recuerdo sin nombre.
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