30.3.13

Waya.

Co-autora Carla Anciones.


Ardemos en este alambre
que nos eleva entre rascacielos
de cometidos tan oxidados
que nadie recuerda ya que cimientos los sostenían.
Mantenemos equilibrio de astros,
el vértigo lo produce un vacío de sinsentido,
de orden sin color,
de existir sin vibración.

El miedo es alejarnos de este cielo
de vahos de energía libertadora
que percute nuestras almas
como si fuera la membrana de un djembé
arrancando la voz de nuestro
extasiado
amado
puro
imperfectamente prodigioso
rincón inconquistable.

Y justo aquí, entre equilibrios de locura alada,
saboreamos nuestro mayor acto de cordura:
permanecer caminando en el alambre donde podemos ser todo,
donde nos descubrimos con la desnudez más cálida
sabiendo que nunca es demasiado tarde,
sabiendo que no habría sido igual
ni antes ni después ni en otro lugar distinto
a este bendito rincón de funambulismo.

Sabiendo que merecía la pena
desdibujar los límites del cosmos conocido. 


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