30.3.13

"Manuel Becerra antes daba al campo."

Así me hablabas
de tu barrio y el mío
mientras escuchaba tus pulmones el día que te conocí
-"pues sí, de allí de toda la vida"-
Y así fue
hasta que vino todo el peso del tiempo del universo
y se derramó sobre tus ojos.
Te marchabas arañando con dolor la vida,
no lograbas sujetarte el alma.
Nadie logró retenerla
por más que tus manos...
Por más que las nuestras buscaran a qué aferrarse.
Bastó un segundo para enfrentarnos
al salvaje y humano rostro de la muerte.
Y con ese miedo quebrándote
nos desplomamos sobre el silencio de la asistolia.
Tu hija se rompió llamándote
y ninguno de nuestros brazos sabría explicarle porqué.
¿Cuántos gramos pesa el alma?
Todo lo que puedan pesar
las luces que se esconden en un rostro vivo.
Ese calor que se escapó de tu cuerpo
                                                              en un parpadeo
pesaba un infinito.
Todo lo que amamos del mundo y de nosotros
ahí, en el alma, lo llevamos tejido.
Y cuando ves cómo ocurre cuando nos abandona
no lo olvidas

no lo vuelves a dudar. 

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