Te piensamo al alba
y de atardecer,
derretida
y colorida,
sufrida
y acostada en mi burbuja,
extasiada
y con los pies atados a la tierra...
Te piensamo ahora mismo,
mi carpe diem es un suspiro entre tus brazos;
te piensamo mañana,
lo sé con certeza de condenada.
Te piensamo ayer,
fuiste inundación en mi memoria
que ni ahogaba ni limpiaba
la insensatez de mi verso
desesperándose por atarse a tu nuca.
Nostalgia de mariposas de vuelo lento,
anhelos que estremecen el alma y la calma
y la noche se vuelve tormenta y abismo sin descanso,
sin tu cuerpo no hay cama que valga
y duele tanto cada una de tus ausencias
que me pesa y tirita el corazón.
La cabeza siembra capítulos inexistentes
donde cada atardecer se sacrifica
para escribir nuestro imaginario
y tus besos son leyendas en las que creer
como los chiquillos creen en la aventura
o algunos adultos en cualquier tipo de dios.
Te piensamo
y brindo en nombre del amor,
aunque me esté matando.
Hoy, mejor agonizo
y mañana resucito, si acaso.
Este piensamo cada vez que lo rescato la sopa tiene un sabor distinto. Siempre piensamar y siempre tan distinto.
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