30.3.13

Piel de mariposa.

Caen los platillos chinos del malabarista.
Las palabras calladas pierden el equilibrio.
El grito de una verdad que desangraría los silencios.

Siempre hay...
un libro sobre la libertad en el cajón de expurgo,
una mariposa blanca en la lavanda.

Perdóname
porque sólo soy una bata blanca más
que no sabe cómo
devolverle justicias a tu piel.
Una bata blanca más
que aún no ha descubierto el secreto que recupere
los anclajes de tu epidermis.

En este mundo en que la ciencia avanza a golpe de dólar,
no cesemos la voz.
Que sepan del recorrido de tus cicatrices,
que no miren para otro lado,
que no se atrevan a silenciar el escozor de tus ampollas
tras deshumanizadas estadísticas.

Que no se asuma el sin-remedio
de que alimentarte te duela.
Que gire la rueda médica tras las curas
y en ella viajen también las vendas que envuelven tu piel.

No hay enfermedad rara
mientras haya una sola persona que la padezca.
No permitiremos excusas de terminologías alejando el problema,
no más investigaciones atadas a las economías
en frenética y macabra danza.

Perdóname, sólo soy una bata blanca más
que sólo sabe desinfectar tus heridas,
tratar de ganarle partidas a las secuelas.
Una bata blanca más
gritando por tus caricias de cristal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario