30.3.13

La gran cagada.


Apestaba.
Apestaba tanto que te perforaba los pulmones.
Aquella era una mierda distinta,
todos lo sabíamos en el fondo
y ni con el traje de astronauta tejido
con la mejor materia "mirar a otro lado"
nos salvaríamos,
eso también lo sabíamos.
Aquella era una diarrea de despropósitos,
discursos convertidos en los vómitos más biliosos del planeta.
Un cúmulo de heces ácidas que sólo podían aflorar
de la gran mentira de sus políticas.
Lo más triste de todo es que nosotros,
ese ente llamado pueblo,
éramos la gran letrina.
"¡Mr. President! ¡Aquí, aquí abajo!"
Y Mr. President mira con la cara de quien lleva años
preparando sus vísceras para este homenaje a la sociedad.
Mr. President sonreía,
iba a cometer la cagada definitiva
y se iba a levantar orgulloso del "trono".
Iba a cagarnos a todos encima
por el santo poder de la mayoría absoluta, benditos votos.
Sois tan jodidamente bellos que, tiremos de la cadena os lo ruego. Y abracémonos y besémonos, que para eso hemos venido a este mundo, para hacer fuego de la cama y manantiales de los corazones.


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