Se dibuja en invierno calentando
las manos frías, los corazones abandonados.
Escapa de nuestros labios como reivindicaciones
de vida, respiraciones, suspiros,
resoplidos tal vez doloridos,
tal vez pletóricos.
Son la niebla humana.
¿Y si juntáramos el tuyo y el mío,
cayeran en la tierra abrazados
y condensándose la regaran
haciendo brotar una brizna de hierba?
Existe el vaho de las ventanas
donde se escriben ternuras,
existe el de los baños calientes,
el de los ronquidos de autobús,
el de los geiser, edificios... incluso
el de bajo mar
jugando a ser burbujas.
Pero yo prefiero coserme
al que escapa de tu boca
y reta al frío con tu calor,
el vaho de invierno...
Vaho que se resiste a ser hielo.
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