30.3.13

Maria Helena cada martes nos regala un juego.

Caballos blancos volaban en la tierra batida
zumbaba el viento en mis oídos un destino infinito
todos los caminos salvajes tramas insensatas de nuestros sueños
"pienso en mi miedo la noche aquella
cuando los caballos silbaban en la alameda"
pienso en tantas fábricas de intoxicación
monotonías de un mundo que no queríamos ver tan gris
pienso en los miedos, en todos los miedos que caben bajo una bata blanca
pienso en la primera mano que estreché a la izquierda de una cama
con tantos instrumentos sosteniendo su vida
y esa sonrisa entregada
pienso en vosotros
y en ese desbocado caballo blanco
que al fin ha galopado a vuestro destino:
que el amor no pierda el pulso en una camilla.


"Poder gritar algo más que viento"
Alguna vez quise ser viento
para colarme entre tus pies
hacerte cosquillas en los pulmones
jugar con las páginas de tu libro de noche
acurrucarme en el ínfimo espacio entre las sábanas
y tus sonambulismos.
Ser aire para formar parte de tu risa.
Quería gritarte que me he enamorado de ti.
Quería gritar que estoy harta de la política.
Quería gritar tantas cosas...
"Poder gritar algo más que viento."

"Y retumba en mis oídos
la ola de tu recuerdo"
Y te recreo entre vinos
y ninguno sabe tan bien
como sabrían tus labios...
si fuera merecedora de ellos.
Háblame, no pares,
hables de lo que hables yo sólo siento
que no hay un mejor momento en mi vida.
Llueven estrellas me avisó un cantor
y en tus ojos llovían cientos de versos.
No lo pienses,
llueve sobre mi piel tu risa
y arde en deseos de ser cualquier segundo perdido entre tus gemidos.
Dame la oportunidad de algo más que soñarte.
Déjame enseñarte cómo pueden llover besos en cada uno de tus resquicios.
Te recreo
"y retumba en mis oídos la ola de tu recuerdo"
tu recuerdo me parece tan lejano pese a no serlo
porque cada segundo sin ti marca una eternidad no exprimida de mi vida.



"no seré yo quien mate la última hormiga"
ni la primera ni la segunda
soy más de mirarlas danzar
tirando del mundo en sus filas negras
y amar que sean tan pequeñas
tan pequeñas como nosotros
y saber que la hierba
no la fuman ni la pisan
la recorren como si fuera un planeta entero
"no seré yo quien mate la última hormiga"
si seré quien la ame
aunque quienes nos ven como hormigas
jamás dirían lo mismo. 



Foto de Sara Baquero Leyva

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