Descalzarse,
trepar las farolas que te enredan
al último gramo de oxígeno,
no hay oxígeno aquí...
Quiero desnudarme
y enterrar mis pies en la tierra,
en lo más profundo del bosque
como quien se introduce en el seno último del origen.
Empezar a extender mis ramas,
buscar desesperada...
qué permanece de veras de mi ser
al quitarme todo el plástico.
Y amaros así, en carne viva y latiente
sin más guerra interna o externa,
sin más ruido... sólo arrullos y maullidos.
Si no os amo así... no me abráis la puerta,
no lo mereceré.
Si no os amo hierba salvaje,
es que es otra persona quien os ama.
Me habrá ganado el asfalto
y ya no sabré andar sin zapatos.
Despedíos de mi ese día
pues yo ya no seré yo.
Me habré ido quién sabe a dónde
y quién sabe hace cuánto...
Sentidlo por mi
y decidme adiós,
no abracéis el engaño que de mí quede,
no lo mereceré.
Hierba salvaje amando descalza,
no deliraré ser otra cosa.
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