30.3.13

Amani kwa Peponi (Paz para el paraíso).

Tierra que es madre
de vientre nuevo y manos desgastadas.
Estalla el sol cada atardecer al besar su piel,
derramando ámbar en su imposible superficie.

Es allí, donde los grandes lagos,
guardan el secreto de los elefantes.
Ojalá guarde el tuyo,
Satao.

Donde el tiempo no esclaviza a los hombres,
son ellos los que hacen que exista.

Si el león solitario duerme,
duerme el tiempo.
Pero si vibra la tierra bajo los tambores,
si tiemblan los baobabs recorridos por la electricidad
de esa danza de almas extasiadas,
el tiempo empieza a existir de nuevo
y se agita frenético entre sus pies.

El horizonte son bailes de largas jirafas,
selvas de caminos todos conectados e invisibles.
Rosas del desierto entre patas de camello,
hechizos de colores y especias.

Es África, madre saqueada que,
arrebatados sus frutos,
no puede alimentar a sus hijos,
su ébano más puro.
Y ve, corazón en un puño,
cómo se pierden en el mar.

Cruje Rift Valley
llamadas a la cordura.

Seca de llorarlos,
tierra de criaturas de otro tiempo,
en mil sequías te rompes.
Corre el último rinoceronte negro.

Cantas arrullos del inicio del mundo
y rebrotas en la risa de un niño.

Celebras su estallido de vida
con fuegos artificiales de hojas de palmera.
Pep-o-ni, déjame abrazarme a ti.

https://www.youtube.com/watch?v=Cgovv8jWETM

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