Igual que los espejos
ante el grito desesperado,
estalló la razón (la que aún quedara).
La justicia ardió en fuego codicioso.
Para el mejor postor todo aquello que lata.
Muñeca de trapo perdida en un juego de reglas imposibles.
Se han roto las nanas.
Que la esperanza y la indignación recuperen mantas
que arropen a nuestros niños hasta que escampe.
Que vuelvan al cielo sus cometas de colores.
Porque éste no es el mundo que nos prometimos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario